Repetimos hasta vaciar de contendido la frase :
La violencia engendra violencia.
Y no nos damos cuenta que es asi.
Si en un sistema, en un grupo, en una institución, en una sociedad algunos de sus miembros actúa violentamente, esta violencia se multiplica y potencia.
Muchas veces la violencia es clara, con gestos, con la fuerza, con gritos.
Otras veces es más sutil, con buenos modales y con palabras sofisticadas.
Parashat Balak empieza y termina con violencia.
Empieza con una violencia por encargo.
Esta parece no tener efecto.
Es mas, quien hace el encargo termina enojado, porque en vez de palabras de odio y de maldición, escucha palabras de alabanzas y elogios.
Termina con la violencia interna.
La idolatría y la corrupción sexual devienen en una plaga que consume veinticuatro mil vidas, lideres de tribu colgados, hermanos matando a hermanos y un sacerdote que ni a un muerto debería poder acercarse para mantener su estado de pureza, utiliza sus manos para matar.
Quien es valiente? se preguntan en el Pirkei avot, el que domina sus impulsos se responde.
No es debilidad no responder a la violencia con más violencia, tal vez es el gesto mas heroico y de mayor coraje es poder superar a la violencia con inteligencia, compasión, y creatividad.
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