Empezamos el segundo libro de la Tora.
Por primera vez nos llamamos Am. Pueblo.
El libro se conoce en español como EXODO,en Ivrit como siempre toma su nombre de alguna de las primeras palabras de la Parasha.
La tradición mística judía sostiene que el nombre tiene una raiz en lo divino, por eso los padres al poner el nombre a nuestros hijos tratamos de captar algo de lo trascendente que habita en ellos.
En esta parasha no solo aparecen los nombres de los hijos de Israel,sino tambien el motivo de nombre de Moshe.
Pero el nombre mas importantes es el del CREADOR, cuando le revela a Moshe su nombre.
En la Tora aparece el Nombre EHIE asher Ehie.
Si puede hacer un tratado de teolgía solo a partir de esa revelación.
Agustin, en sus confesiones, lo traduce como SOY EL QUE SOY, y sigue de esta premisa una teología de lo estático,lo que no cambia, lo que siempre es igual.
Para su teología lo trascendente de la divinidad es que siempre es igual a si mismo y que nunca cambia.
La tradición judía, en especial la mística, lee este texto de una manera radicalmente opuesta, SERE EL QUE SERE.
La divinidad es aquello que cambiando constantemente, mantiene su unidad y su identidad.
El D-s de Israel, dicen nuestros sabios entra en diálogo con su creación y sus criaturas y asi también su esencia es dinamica.
Por primera vez nos llamamos Am. Pueblo.
El libro se conoce en español como EXODO,en Ivrit como siempre toma su nombre de alguna de las primeras palabras de la Parasha.
La tradición mística judía sostiene que el nombre tiene una raiz en lo divino, por eso los padres al poner el nombre a nuestros hijos tratamos de captar algo de lo trascendente que habita en ellos.
En esta parasha no solo aparecen los nombres de los hijos de Israel,sino tambien el motivo de nombre de Moshe.
Pero el nombre mas importantes es el del CREADOR, cuando le revela a Moshe su nombre.
En la Tora aparece el Nombre EHIE asher Ehie.
Si puede hacer un tratado de teolgía solo a partir de esa revelación.
Agustin, en sus confesiones, lo traduce como SOY EL QUE SOY, y sigue de esta premisa una teología de lo estático,lo que no cambia, lo que siempre es igual.
Para su teología lo trascendente de la divinidad es que siempre es igual a si mismo y que nunca cambia.
La tradición judía, en especial la mística, lee este texto de una manera radicalmente opuesta, SERE EL QUE SERE.
La divinidad es aquello que cambiando constantemente, mantiene su unidad y su identidad.
El D-s de Israel, dicen nuestros sabios entra en diálogo con su creación y sus criaturas y asi también su esencia es dinamica.
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