Tenia que ser justo hoy.
No pudo ser ni en Mendoza ni en Santiago.
Todo se dio para que sea hoy, 18 de Elul, el aniversario del Baal Shem tov.
Finalmente y por suerte hoy pudimos ver a Mayumama.
El excelente grupo que se gesto en Israel, y que dio varias vueltas por aquí y por allá.
Para nosotros tiene un valor afectivo, no solo por Israel, sino en especial por Walter, a quien conocemos, como le dije a mi hijo menor, desde que tenia la misma edad que el, o sea 10 años.
Ver a alguien que uno quiere como parte de su familia extendida, en un escenario en un espectáculo de tanta creatividad e impacto, no es poca cosa.
Una hora y media que es una celebración de lo simple, de lo cotidiano.
Sonido, ritmo, movimiento.
No es eso lo que decía el Baal shem tov?
Santificar lo mundano, lo simple, lo de todos los días. Elevarlo a la altura de lo sagrado.
Aquí, en el escenario, elevado a la altura del el arte.
Tachos, latas, linternas, chasquidos, aplausos, y golpes, transformados en una sinfonía.
En una hora y media, recorremos todas las sensaciones humanas, desde el humor a la lucha, desde los celos a la rutina, desde la plegaria hasta la sensualidad, la vanidad y el pudor.
Todo con que? Ritmos, luz, golpes, pero sobre todo con una inmensa creatividad.
Y todo tenia que ser hoy,18 de Elul, aniversario del Baal shem tov,que para elevarse bailaba, cantaba, y contaba historias.
No pudo ser ni en Mendoza ni en Santiago.
Todo se dio para que sea hoy, 18 de Elul, el aniversario del Baal Shem tov.
Finalmente y por suerte hoy pudimos ver a Mayumama.
El excelente grupo que se gesto en Israel, y que dio varias vueltas por aquí y por allá.
Para nosotros tiene un valor afectivo, no solo por Israel, sino en especial por Walter, a quien conocemos, como le dije a mi hijo menor, desde que tenia la misma edad que el, o sea 10 años.
Ver a alguien que uno quiere como parte de su familia extendida, en un escenario en un espectáculo de tanta creatividad e impacto, no es poca cosa.
Una hora y media que es una celebración de lo simple, de lo cotidiano.
Sonido, ritmo, movimiento.
No es eso lo que decía el Baal shem tov?
Santificar lo mundano, lo simple, lo de todos los días. Elevarlo a la altura de lo sagrado.
Aquí, en el escenario, elevado a la altura del el arte.
Tachos, latas, linternas, chasquidos, aplausos, y golpes, transformados en una sinfonía.
En una hora y media, recorremos todas las sensaciones humanas, desde el humor a la lucha, desde los celos a la rutina, desde la plegaria hasta la sensualidad, la vanidad y el pudor.
Todo con que? Ritmos, luz, golpes, pero sobre todo con una inmensa creatividad.
Y todo tenia que ser hoy,18 de Elul, aniversario del Baal shem tov,que para elevarse bailaba, cantaba, y contaba historias.