Friday, August 31, 2012

Ki tetze Elul 5772 que hijo!!

18. "Si un hombre tiene un hijo contumaz y rebelde, que no obedece la voz de su padre ni la voz de su madre, y que a pesar de haber sido castigado por ellos, con todo no les obedece, 19 entonces su padre y su madre lo tomarán y lo llevarán ante los ancianos de su ciudad, al tribunal local. 20 Entonces dirán a los ancianos de la ciudad: 'Este hijo nuestro es contumaz y rebelde. No obedece nuestra voz; es un libertino y un borracho.' 21 Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá. Así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel lo oirá y temerá.

Cualquiera que lea este texto verá, inmediatamente, que severo es.

¿No hay posibilidad de cambio?
¿La única solución es matar al hijo rebelde?
¿No hay posibilidad de rehabilitación?

Este es uno de los mejores ejemplos que tenemos para mostrar que quien pretende comprender el judaísmo, leyendo solamente la Tora en forma literal, incurrirá en un error fundamental. La Tradición judía sostiene que conjuntamente con la Tora escrita, Tora Shebijtav, los 5 libros de Moshe, D-s entregó la Tora oral, Tora Shebael Pe, recogida en la Mishna, en el Talmud y en las enseñanzas transmitidas por los maestros.

Para poder comprender, verdaderamente, el judaísmo necesitamos de estas dos formas de revelación. Una sin la otra nos llevarán a una visión equivocada de nuestra tradición.

El capítulo 8º del tratado del Sanedrín del Talmud de Babilonia está dedicado, exclusivamente, a explicar el caso de BEN SORER UMORE, hijo contumaz y rebelde.

El Talmud haciendo uso de todas su capacidades lógicas termina enseñándonos que el hijo contumaz y rebelde, en términos bíblicos, nunca existió ni existirá sino que está en la Tora para que los rabinos lo utilicen como tema en sus enseñanzas comunitarias. ¿Con qué motivo?

El motivo principal es enseñar a los padres sus deberes en cuanto a la educación apropiada para sus hijos. Somos los padres los que tenemos la obligación de transmitir valores y promover las conductas apropiadas en nuestros hijos. Por ejemplo, la Tora dice que el niño no escucha la voz de su padre ni de su madre.

El Talmud se pregunta, ¿ambos dieron las misma opinión, o uno dijo blanco y el otro negro?¿Qué se puede esperar de un niño que recibe mensajes contradictorios? Y así, cada uno de los postulados de la Tora los completa el Talmud, enriqueciendo la reflexión sobre la responsabilidad de los padres y los límites de los hijos.

Esto mismo ocurre con múltiples enseñanzas de la Tora, pena de muerte, ojo por ojo, etc., que si las leemos sin el complemento de la Tora oral nunca podremos comprender su verdadero significado.