Justo antes de terminar el Sefer Bamidbar, plagado de dificultades, violencia, rebeliones y protestas leemos que dos tribus de Israel quieren separar su destino del resto.
Ruben y Gad se acercan a Moshe y a Eleazar diciéndoles que al tener mucho ganado desean quedarse en las tierras de pastoreo del que están antes de cruzar el Jordan.
Moshe responde en forma directa: Sus hermanos Irán a la guerra y Uds. se quedaran aquí?
Después por medio de una profundo y sutil discurso, además de comprometerlos pone en orden las prioridades, ocuparse de los hijos y después de sus posesiones.
Sabemos que además Moshe suma a media tribu, la de Menashe, algunos comentaristas sugieren que es para impregnarlos de espiritualidad y les ordena a todos que sean los Jalutzim, la vanguardia del ingreso a la tierra y una vez terminada la tarea, podrían retornar a disfrutar de sus tierras de pastoreo.
Esta Parasha siempre se interpreta como la tensión que vivimos al cuidar y disfrutar de nuestros bienes materiales y la misión y los valores que debemos sostener perseguir en nuestra vida.
El deseo de comodidad y estabilidad, natural en todo ser humano y el deber de completar una tarea en forma solidaria con otros hermanos.
Umikne Rav, gran cantidad de ganado, es el paradigma del poder que tienen los bienes materiales y como ellos imponen conductas y modos de comprensión de la realidad.
Como se transforman en una carga que nos hace caminar a un ritmo particular y nos hace establecer vínculos con otros determinados por estos bienes mismos.
En el Sefer leímos de todo: Violencia física y verbal, guerras, asesinatos, pena de muerte, hambre o quejas por hambre, sexo y promiscuidad, celos, etc.
Ahora, frente al Jordán, antes de entrar en la tierra prometida, también debemos reflexionas sobre el lugar que lo material ocupa en nuestra vida, o si ocupa todos los lugares.