Después de haber conmovido Buenos Aires, la reina del Pop está en Santiago.
Mucha gente pagó fortunas por conseguir sus entradas y algunos hasta durmieron más de una noche en la fila para tener un lugar privilegiado.
Madona es un icono de la cultura de masas.
Siempre al límite, siempre moviéndose en los márgenes de las convenciones establecidas, siempre empujando un poco más para escandalizar, hacer pensar y por sobre todas las cosa, haciendo lo que es su verdadero negocio, entreteniendo.
Hace algunos años nos mostró un aspecto más de su personalidad multifacética.
Se puso a estudiar Kabala, y adoptó el nombre nada mas ni nada menos que de una reina, la Reina Ester.
Es interesante que nuestros sabios nos señalan que el nombre Ester tiene en su raíz la palabra “oculto” y en el libro de Ester, D´s está ausente, o mejor dicho justamente oculto.
¿Qué la llevó a Madona y a miles de personas más a explorar la Kabala?
Esta mujer que vendió miles de discos cantando Material Girl, seguramente entendió que no basta comprender el mundo en términos materiales, ya que las cosas mas importantes no son las que medimos pesamos o contabilizamos.
El mundo de acuerdo a la kabala es sólo una alusión, y que por debajo de nuestras percepciones existe una chispa divina que debemos descubrir.
Nuestra milenaria tradición nos enseña que el mundo tiene un significado más profundo que debemos develar y que está más allá o más profundo que el mundo material.
Tal vez en su gira, la reina del Pop pueda hacernos recordar que el judaísmo tiene un gran tesoro que espera que los descubramos.
Les dejo una de las versiones del hermoso cuento que se le atribuye al rabi Najman de Bratzlav.
Había una vez un hombre pobre, un judío temeroso de D's, que vivía en la ciudad de Praga.
Una noche, el hombre soñó que debía viajar a Viena. Allí, él encontraría un tesoro que había sido enterrado debajo de un puente que conducía al palacio del rey.
Noche tras noche el sueño se iba haciendo recurrente hasta que el hombre decidió dejar a su familia y emprender el viaje a Viena en busca de la fortuna. Encontró, efectivamente, el puente de sus sueños, mas éste estaba fuertemente custodiado. Los soldados del rey le dejaban poco margen para lanzarse a la búsqueda del tesoro y el hombre pasó días esperando a que se le presentase una oportunidad.
Dos semanas más tarde, uno de los guardias lo tomó de la solapa al pobre judío y vociferó: ”¡Judío! ¿Qué estás tramando? ¿Por qué vuelves día tras día a este lugar?”
Frustrado, el judío le confesó la historia acerca de su sueño. Cuando hubo finalizado de relatarla, el soldado estalló en una carcajada.
El pobre judío lo miró azorado, sin entender su actitud. Luego, el guardia real dijo: “¡Qué tonto eres! Si yo me dejara guiar por mis sueños, ya estaría en camino a la ciudad de Praga. Justo anoche soñé que un pobre judío de esa ciudad tenía, enterrado en su sótano, un tesoro que esperaba ser descubierto”.
El judío retornó a su hogar, cavó en su sótano y halló el tesoro. Reflexionando más tarde se decía a sí mismo: “Pensar que el tesoro siempre estuvo en mi poder pero tuve que viajar a Viena para enterarme de ello”.
Publicado Originalmente en bneisrael.cl
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